Raro era el día que no sintonizaba CNN+ en algún momento. A veces, lo tenía de fondo durante horas, concatenando informativos y tertulias. Diría que fue el responsable de empezar a enderezar mi forma de emplear el escaso tiempo de asueto diario. Me hizo introducirme y apasionarme, cada vez más, por la información, las noticias, las crónicas, los debates, la opinión. La pluralidad. Lejos de lo que se estila hoy en día en los platós, CNN+ era diversidad de pensamiento, argumentación, respeto. Todos sabemos de qué pie cojea cada uno. Aquí podíamos asistir, con más pacifismo que crispación, al enfrentamiento de las dos caras de la moneda. Y aprendíamos mucho, todos los días. Sin excepción.
La vacante ha sido ocupada por un apasionante canal Gran Hermano 24 horas. Interesante otrora, ahora es todo un insulto a la inteligencia humana. Si preguntáis a vuestros amigos y conocidos, muchos os dirán que vieron la primera edición, incluso tal vez recuerden los nombres de algún que otro concursante. En aquel momento se abría la puerta a un nuevo paradigma televisivo: la vida en directo, lo que cautivó a un número considerable de espectadores. Aquellas conversaciones entre Iván e Ismael, el affaire del médico y la nadadora, la peluquera y el gallego, ¿quién me pone la pierna encima para que no levante cabeza? ¿Quién?, reconozco que llegué a engancharme en algún momento. Tenía ese punto hipnótico que siempre he aplaudido en televisión. Incluso se podía llegar a aprender algo. ¿Y ahora qué? ¿Habéis sido capaces de aguantar diez segundos de programa? El elenco de personajes actual no difiere mucho del que obtendríamos si, de forma aleatoria, realizáramos un escrutinio en cualquier pabellón de deficientes psíquicos, con mi más sincero respeto para este colectivo.
Tal vez no sea una cuestión de actores: quizá lo que triunfó fue la novedad de la fórmula y la excesiva insistencia en ella la ha agotado. No sé. El caso es que sigue reeditándose el bodrio, año tras año.
Pero lo peor de todo, es que tenemos la tele que nos merecemos. CNN+ cierra porque no vende. En definitiva, lo que quiere la mayoría. Aquí vende Belén Esteban y toda esa manada. Los que han vendido su vida por un puñado de dólares. Visto esto, me planteo muchas cosas. ¿Cómo podemos esperar un mínimo de lógica en los resultados, por ejemplo, de los procesos electorales? ¿Quién gana? ¿La mayoría elige? Uf, qué miedo me da...
Verdaderamente una pena el cierre de CNN+
ResponderEliminarSobre el último punto que comentas, el ejemplo que pones sobre el resultado de unas elecciones, es así.
Es el talón de aquiles de la democracia, todos participamos en ella, es su baza y es su mal al mismo tiempo, porque cuando la sociedad se vuelve borreguil y manipulable, como se está volviendo nuestra sociedad, qué miedo da, como tú dices.
La virgen!!! recién abierto y ya 4 posts. Como sigas a este ritmo sabré que te has quedado en paro y estás en casa todo el día dándole a la tecla.
ResponderEliminarPor otra parte, interesantes reflexiones. Y mola la imagen de cabecera, con los Joshua trees.
Pues sí. He de darte la razón en tu reflexión acerca del malparado canal. Éste, junto con algún otro canal de noticias, era de lo mejorcito que había en la parrilla televisiva (sin entrar en aspectos politicos). Por contra ha sido sustituido por el infumable GH24 horas (cual magnifico canal de cultura general), seguido por numerosos fans a los que aporta sabiduría, conocimiento y temas interesantes sobre los que discutir. Madre mía, madre mía, .... esto desvela el nivel cultural de nuestro querido país. Todo esto sin entrar a debatir sobre los programas existentes del corazón (Salvame, DEC, ...) y porquería similar. Pero he aquí lo mejor de todo, como tú bien dices, y es que toda esta mierda vende; y como vende se emite.
ResponderEliminarSeguiremos charlando.....
A mi lo que me mola de la CNN (americana) es que puedes ver una noticia que debería durar dos minutos (p.ej., niña preocupada por gato que no puede bajar de árbol) alargada de manera que dure un día entero.
ResponderEliminarY el otro, cuando hay huracanes mola un montón ver a los simulacros esos de periodistas metiéndose cuanto más cerca mejor, a ver si el "you're on the air" por una vez pasa literalmente. ¡Volando voy!
Podría sugerir a mi adorado autor favorito de blogs un ensayo sobre el poder de abrir la exclamación (no diga Hola!, diga ¡Hola!), intuyo que el resto del mundo se está perdiendo algo gordo. Por cierto, si tiene éxito, la secuela sobre la interrogación es imparable.