La legalización del nuevo Batasuna es un tema realmente complicado que, como casi todo en estos tiempos que corren, está generando opiniones para todos los gustos. Las personalidades del mundo del periodismo, la política y la farándula en general, han tomado las posiciones esperadas desde el principio, sin sorpresas: la izquierda desde su inherente tolerancia y relativa candidez; la derecha, blandiendo el dedillo acusador y la tolerancia cero.
No tengo claro qué opina mi sentido común en este asunto, aunque sí veo dos aspectos que parecen obvios: la legalización de un partido político no depende de si comulgamos con su planteamiento sino de que cumpla o no la Ley de Partidos. Por otra parte, cualquiera diría que los portavoces habituales de medios y (algunos) partidos no han entendido todavía la división de poderes de nuestro Estado en Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Las cuestiones que competen al Poder Judicial, deben ser resueltas por los jueces, y la legalización de un partido político es una de ellas.
Esta aparentemente débil frontera entre los tres poderes es también una de las claves de la Ley Sinde, aunque yo no la mencionara en mi reflexión de hace unos días: no conviene trasladar ciertas cuestiones del Judicial al Ejecutivo. Los asuntos en los que se ve involucrada la propiedad intelectual, son muy complicados y con gran cantidad de matices: deben ser resueltos por jueces, no por una comisión dependiente del Ejecutivo (Ministerio de Cultura, en este caso).
Volviendo al tema de Batasuna, insisto: no sé qué pensar. Por un lado, en su declaración de intenciones afirman condenar la violencia, matizando expresamente que "también la violencia de ETA". Según La Razón, condenan la violencia tibiamente y es ETA quien está realmente detrás de todo esto. Viniendo de donde viene, huele a manipulación. Pero claro, si tenemos en cuenta que Rufino Etxebarria -uno de los artífices de este nuevo proyecto- siempre ha sido uno de los tipos importantes en todas las formaciones políticas anteriores que nunca han condenado a ETA, pues no sé. ¿Debemos perdonarle? ¿Qué pensáis?
Rotudamente NO.
ResponderEliminarPara mí han demostrado muchas veces lo que son.
No hay que darles ni un resquicio de esperanza a esa gentuza.
Modestamente yo creo que perdonar es algo que corresponde a dios (y en su nombre a los curas). Nosotros ni pinchamos ni cortamos en un tema que debe resolverse de acuerdo a la ley. A mí, personalmente, me enfurecen la mayoría de los batasunos, pero también la mayoría de los cómplices del régimen franquista que tuvimos que tolerar por el bien de la transición democrática.
ResponderEliminarLa mayoría de las opiniones que se oyen estos días al respecto me hacen pensar que nuestro nivel democrático es muy bajito aún.
Al César lo que es del César...
Claro, la ley es quien debe hablar, de nada sirve nuestro perdón en lo que respecta a la legalización. Sólo adquiere relevancia de cara a las urnas, que no es poco...
ResponderEliminarSe les ve el plumero. Es verdad que tal vez deberían juzgar las urnas pero después de tantos años que se han estado aprovechando de la democracia para financiar sus actos fascistas, creo que no deberían presentarse, al menos hasta que pasen varias legislaturas y se les vea el compromiso del cambio.
ResponderEliminarPor otro lado mucho decir que no apoyan la violencia, pero no condenan los atentados de ETA. Están llegando hasta el límite que la ley de partidos les exige, simplemente.