jueves, 3 de febrero de 2011

Los comentaristas y las reglas del juego

¿En qué condiciones de insalubridad creéis que puede encontrarse un ser humano para comerse una ensalada, un plato de queso parmesano, una abundante ración de macarrones con verduras y atún (con su buena capa de queso gratinado encima), y después ponerse a comer pan solo mientras espera una hamburguesa? Este desorden alimenticio sólo puede estar asociado a quien ha pasado un mes sin comer o al que hace del bocadillo de panceta a las tres de la madrugada su bandera. Si añadimos que ha tardado siete segundos en engullir un postre y medio, el ejercicio se complica. Sobrino, eres mi héroe.

Esta tarde, mientras veía el primer partido de cuartos de final de la Copa de España de Fútbol-Sala me afloraban dos reflexiones de esas que no cambiarán el mundo:

Detesto a los comentaristas graciosillos


Intentemos elaborar una tipificación de comentaristas, válida para cualquier deporte:
    1. El soso. Sobrio, sin concesiones. Se limita a decir quién lleva el balón (en el caso del tenis sólo diría: "quince-treinta" o "en la línea"). Estilo en desuso, especialmente tras la jubilación de José Angel de la Casa. Todo un estandarte fue Héctor Quiroga.
    2. El graciosillo. Larguísima lista. Generalmente suelen tener muy poca gracia y parecen no darse cuenta.
    3. El soso que intenta ser graciosillo. Siempre fue soso, pero tras ponerle al lado a un comentarista especializado (por ejemplo, Corretja) que le suele vacilar, intenta espabilar y añadir sus propios chascarrillos (su lema es: "hey, yo también puedo ser guay!").
    4. El revolucionario. Me vienen a la cabeza dos nombres: Ramón Trecet y el malogrado Andrés Montes. O les adoras, o les odias. Se caracterizan por haber implantado un estilo propio, muy dificil de imitar.
    5. El soso que intenta ser graciosillo y vive a la sombra de un revolucionario al que quisiera imitar. Por ejemplo, el comentarista de La Sexta, Antonio Esteva. Estar a la sombra de un revolucionario siempre es difícil. Cuando empezó este chico, no parecía tener muy claro si tenía que usar los mismos apodos de Montes. Ahora que es él mismo, lo hace mejor.
Esta clasificación, tan precisa y subjetiva como otra cualquiera, me sirve para emplazar a Méndez y Duro, comentaristas de Marca TV en las retransmisiones de fútbol-sala, en el Tipo 2. En ocasiones, me da la impresión de que creen estar en el bar.

Sigo palpando en ellos ese tonillo que suele caracterizar a los comentaristas de fútbol-sala, que parecen encarar las retransmisiones con la filosofía de "vengo estresado de comentar fútbol (sean partidos en directo o tertulias), y aquí, como esto no lo ve nadie, puedo relajarme y decir lo que me plazca...". Así fueron Luis Fernández y Rafael Recio, y así veo a estos dos. Tal vez sea obsesión mía, no sé.

En cualquier caso, aplaudo la apuesta de Marca TV por el fútbol-sala, emitiendo un partido de liga semanal y ahora la Copa de España. También agradezco a Luis Fernández y a Rafael Recio las palabras de cariño que siempre tuvieron con este deporte. Y, ya que estamos, aprovecho para mandar un abrazo al gran Eduardo Navarrete, que afirmaba conocerme desde que yo era un crío, cuando empezaba en esto del fútbol-sala.

Detesto la regla del portero-jugador


Todos los clubes tuvimos nuestras reservas, al igual que con tantas y tantas reglas que se han ido introduciendo en los últimos años y que, pese a no satisfacer a nadie, incomprensiblemente siguen adelante. Un ejemplo claro es el saque de banda y córner con el pie. Tremendo.

El portero-jugador es algo que muy pocos equipos hacen bien. Y lo saben. Sólo he visto hacerlo realmente bien a ElPozo de Duda, remontando resultados adversos. El resto, se limitan a perder treinta segundos moviendo el balón entre el mencionado portero-jugador y su compañero situado en el ala izquierda o derecha. Tras medio minuto perdido, buscan sorprender con un balón rápido al primer o segundo palo que casi siempre es interceptado por la zaga rival, quien rápidamente tira de portería a portería y ... ¡huy! A la segunda, otro ¡huy!, y a la tercera, ¡gol!. Ibas perdiendo 3-2 faltando tres minutos y te vas a casa 6-2.

Se remontaban más partidos antes de que existiera la regla. Antes, perdías por un gol faltando cuatro minutos, y luchabas hasta el final, obteniendo réditos en no pocas ocasiones. Ahora, si pierdes 4-3 faltando cuatro minutos, el marcador reflejará un 6-3 faltando tres.

Y os preguntaréis: si tan malo es, ¿por qué los entrenadores apuestan por ello en los minutos clave del partido? Yo tampoco lo entiendo...

Hoy, Manacor ha acabado perdiendo 6-0. Tal vez podría haber sido diferente sin portero-jugador.

2 comentarios:

  1. Eh, no te metas con tu sobrino, que ayer quemó miles de calorías en la nieve. Y aquí está la prueba: http://www.youtube.com/watch?v=ZXKy8Fd_0Yg

    Sobre los comentaristas, pues es que creo que cuando más mayoritario es el deporte en cuestión, mayor es la estulticia general de los comentaristas.

    Si tengo que buscar mis comentaristas favoritos, citaría por ejemplo a Andrés Montes, aunque supongo que la masa lo llamaría "soso" porque no dice gilipolleces. Bueno, y también Arturo Pérez, el del Snooker de Eurosport.

    Lo del portero jugador, al margen de su efectividad, creo que le quita seriedad al fútbol sala.

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  2. Ahí va, he dicho Andres Montes. Quería decir Andrés Gómez.

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